¿Qué cuidados debes tener después de una apicectomía?
Podemos afirmar que la apicectomía no duele: se trata de una cirugía mínimamente invasiva realizada bajo anestesia local que, posteriormente, generará escasas molestias al paciente en caso de que éste siga las recomendaciones.
En las horas siguientes a la intervención es habitual sentir una ligera inflamación en la zona. Por lo tanto, la sensación de molestia e hinchazón es frecuente.
Para reducir esta inflamación el especialista que aborde el caso recomendará la ingesta de analgésicos o anti-inflamatorios, así como de antibióticos para evitar posibles infecciones.
Para garantizar el éxito del tratamiento, se establecen una serie de cuidados que pueden colaborar en una buena recuperación tras el procedimiento quirúrgico.
- Durante las horas siguientes a la intervención aplica frío de forma intermitente en la zona afectada para bajar la inflamación de la misma.
- Sigue una dieta blanda y a base de alimentos fríos durante las 24 horas posteriores a la cirugía, e intenta no masticar con la pieza dental afectada y las que se encuentran próximas a la misma.
- Evita, en la medida de lo posible, fumar en las horas siguientes a la intervención. Además, debes recordar que la ingesta de alcohol dificulta la cicatrización de la herida.
- No realices actividades deportivas o que supongan un esfuerzo físico, e intenta reposar en las horas siguientes a la operación.
- Recuerda la importancia de mantener la cabeza ligeramente levantada. Para ello, haz uso de almohadas a la hora de descansar.
- Durante los primeros días, evita cepillarte la zona afectada durante tus rutinas de higiene oral e incluye en las mismas el enjuague con colutorios antisépticos.
- Toma la medicación indicada para asegurar una correcta cicatrización y una minimización de las molestias.
Si bien hoy en día existen grandes avances en el campo de la implantología, estos procesos son más complejos, más agresivos y menos asequibles que los correspondientes a preservar las piezas originales.
La apicectomía es un tratamiento que permite conservar en boca un diente que, en caso de no someterse al mismo, debería ser extraído.